El Uso Efectivo de la Poderosa Espada del Espíritu en Su Mano
¿Se está Aferrando a la Palabra de Dios?
Cuando estaba en el colegio, se puso de moda que los estudiantes llevaran sus Biblias a clase. Era una época en la que los jóvenes se esforzaban por identificarse con el movimiento de Jesús que comenzó en la costa oeste y se extendió por Norteamérica, Europa y Centroamérica (El Movimiento de Jesús, https://en.wikipedia.org/wiki/Jesus_movement, recuperado el 27 de abril de 2021). Vivíamos justo en el centro del país, así que los extremos de ambas costas no nos afectaban. Nos identificábamos con el movimiento llevando nuestras Biblias al colegio. Incluso obtuvimos el permiso para realizar breves estudios bíblicos dirigidos por los alumnos durante los quince minutos de descanso diarios. Pero ¿utilizábamos eficazmente esta poderosa arma llevando nuestras Biblias, la poderosa espada del Espíritu (Efesios 6:17), al colegio y estos breves estudios bíblicos?
En esta tercera publicación de una serie centrada en la Palabra de Dios, consideraremos lo que la Biblia nos enseña a hacer con ella y otras formas en que podemos manejar Su Palabra. Y determinaremos cómo evaluar nuestro propio manejo de esta importante herramienta que Dios pone en nuestras manos.
¿QUÉ NOS ENSEÑA LA BIBILIA A HACER CON LA PALABRA DE DIOS?
Recibir la Palabra de Dios – Hay tanto ruido en el mundo que nos rodea que nos cuesta escuchar en lugar de solo oír. Cuando escuchamos algo, le prestamos atención y lo tomamos en cuenta. Pero cuando lo recibimos, no sólo lo tomamos en cuenta, sino que lo atesoramos, buscamos entenderlo y obtenemos un conocimiento más profundo de Dios (Proverbios 2:1-5).
Hace algunos años, escuchaba las Escrituras todos los días de camino al trabajo de ida y vuelta. Al hacer esto podía escuchar la Biblia tres veces y media cada año. Si todo lo que hacía era oírla, permitiendo que fuera sólo un ruido de fondo que ahogara el ruido de la carretera, no habría aprendido mucho sobre Dios durante ese tiempo. Pero, en cambio, presté atención a lo que oía. Escuché. Anoté las escrituras que escuchaba para volver a encontrarlas y estudiarlas en casa con mi Biblia. Oraba sobre lo que escuchaba cada día. Atesoré mi tiempo en la Palabra de Dios.
Si queremos crecer en Dios y utilizar efectivamente Su Palabra, necesitamos recibir Su Palabra.
Manténgase y Aférrese a la Palabra de Dios – Una vez que hemos recibido la Palabra de Dios atesorándola y estudiándola, buscando entenderla y aprendiendo más sobre Dios, debemos aferrarnos a ella y guardarla (Proverbios 4:4-5; Proverbios 7:1-3), lo que significa obedecerla, no apartarse de ella, sino atenerse firmemente a ella. Debemos ser hacedores de la Palabra y no sólo oidores (Santiago 1:22). Esto es especialmente importante porque Jesús explicó que si lo amamos, guardaremos Sus palabras (Juan 14:23). Podemos evaluar nuestro amor por Él por la intención que tenemos de retener Su Palabra y vivirla.
Si queremos amar a Dios profundamente y utilizar efectivamente Su Palabra, la aplicaremos a nuestras vidas, la retendremos y la viviremos.
Comparta la Palabra de Dios con Otros – Cuando recibimos la Palabra de Dios, y nos aferramos a ella, somos profusamente bendecidos. Pero sólo estamos sosteniendo esta poderosa espada del Espíritu en nuestras manos. En cambio, necesitamos usarla efectivamente compartiéndola con otros.
El apóstol Pablo le enseño a la iglesia en Filipos a resplandecer “como luminares en el mundo [.]” (Filipenses 2:15-16). Utilizamos esta poderosa arma con efectividad cuando la extendemos a otros, compartiendo la verdad del Evangelio con ellos. Aunque debemos aferrarnos a la Palabra, no debemos mantenerla solamente firmemente en nuestras manos. Al hacer eso se devalúa esa poderosa arma.
Continúe en la Palabra de Dios – Cuando hayamos hecho todas estas cosas, cuando hayamos recibido la Palabra, nos hayamos aferrados a ella, guardándola y compartiéndola, entonces debemos seguir haciéndolo. Jesús explicó a ciertos judíos que creyeron en Él que si continuaban en su Palabra, serían Sus discípulos y conocerían la verdad y esa verdad los haría libres (Juan 8:31-31). No podemos parar. No podemos pensar que hemos alcanzado la meta, aprendido, retenido y aplicado todo lo que hay que aprender, retener y aplicar. Para usar efectivamente la espada del Espíritu, debemos continuar con la intención de buscar a Dios y Su Palabra y compartirla con el mundo.
¿QUÉ PODEMOS HACER CON LA PALABRA DE DIOS?
Además de las cosas que la Biblia nos dice claramente que hagamos con la Palabra de Dios, Dios nos ha dado grandes ejemplos de lo que la gente en la Biblia hizo con ella. Podemos aprender de estas personas que manejaron correctamente la Palabra de Dios y de aquellas que erraron. Tenemos estos ejemplos para que podamos modelar sus vidas o evitar sus errores.
Veamos primero los buenos ejemplos.
El salmista que escribió el Salmo 119 – Salmos 119 es un gran ejemplo de cómo el salmista manejó correctamente la Palabra. Él:
- Escondió la Palabra en su corazón para no pecar contra Dios (Salmos 119:11);
- Esperó en la Palabra (Salmos 119:114);
- Amó la Palabra (Salmos 119:140);
- Meditó en la Palabra (Salmos 119:148);
- Se regocijó en la Palabra (Salmos 119:162);
- Y habló de la Palabra (Salmos 119:170).
Salmos 119 se ha convertido en mi capítulo favorito de la Biblia. Cuando lo leí por primera vez, lo encontré muy desafiante. ¿Cómo es posible que una persona pueda considerar que los juicios de Dios son buenos (verso 39), para esperar en Sus juicios (verso 43), ser reconfortado por Sus juicios (verso 52), agradecer Sus juicios (verso 62), y a deleitarse y amar la ley de Dios (versos 70, 77, 97, 113), y reconocer el beneficio de las aflicciones incluso cuando esas aflicciones vienen de la mano del Señor (versos 67, 71, 75)? ¡No podía hacerlo!
Entonces empecé a meditar en el Salmo 119 y a orarlo a diario, lo cual lleva algo de tiempo, pero merece la pena hacerlo. Cuando llegaba a las partes en las que tenía que orar "amo tu ley", "espero en tus juicios" y cosas por el estilo, tenía que pedirle a Dios que me ayudara a sentirme así. Después de muchas semanas de concentrarme en el Salmo 119, empecé a estar agradecida por la ley de Dios y Sus juicios, y pude ver los beneficios de los tiempos difíciles en mi vida y cómo Dios había obrado todo para mi bien. Comencé a utilizar el Salmo 119 de manera efectiva al meditar en él, al orar, pero sobre todo al compartirlo con otros.
Ahora, estoy equipada para seguir el ejemplo del salmista. He aprendido que cuanto más estoy en la Palabra de Dios, más aprendo a aplicarla y a orar. Y más amo Su Palabra. Realmente se ha convertido en una parte necesaria de mi vida (Job 23:12).
Los Apóstoles Pedro y Juan – También encontramos un excelente ejemplo de manejo eficaz de la espada del Espíritu, la Palabra de Dios, cuando los apóstoles Pedro y Juan fueron arrestados por enseñar y predicar la resurrección de Jesús (Hechos 4:1-31). Tras ser amenazados por los líderes religiosos y las autoridades y ser liberados, Pedro y Juan oraron para que Dios “concediera a sus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús.” (Hechos 4:29-30). Como resultado de esta oración, todos los que estaban reunidos con ellos recibieron el Espíritu Santo y comenzaron a hablar de Su Palabra con valentía. Esta es una gran oración para agregar a su biblioteca de oraciones. ¡Ay, que no solo hablemos la Palabra de Dios, compartiéndola como Dios nos instruyó a hacerlo, sino también que la hablemos con valentía y pongamos nuestras manos sobre las personas para ver los milagros, señales y maravillas de Dios!
Los Bereanos – El apóstol Pablo elogió a los bereanos por ser “más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.” (Hechos 17:11.) Una buena manera de manejar efectivamente la espada del Espíritu es estudiarla por sí mismo. Vaya a la iglesia y asimile lo que dicen los pastores y maestros. ¡Pero no lo tome a la ligera! En cambio, vaya a casa y busque en la Palabra para confirmar lo que se dijo y aprender cómo se aplica a usted individualmente.
Ahora, ¿cuáles son algunos de los ejemplos de manejo incorrecto de la Palabra de Dios?
Fariseos y Escribas – Jesús condenó a los fariseos y a los escribas por "hacer ineficaz la Palabra de Dios" mediante sus tradiciones. Debemos tener cuidado de no practicar la tradición, como lo hicieron los fariseos, como un reemplazo para guardar la Palabra de Dios. Las tradiciones están bien cuando se basan en principios bíblicos. Pero no hagamos que la palabra de Dios sea ineficaz practicando tradiciones que son inconsistentes con la Palabra de Dios y haciéndolo de una manera que habla más fuerte que nuestro amor, fe y confianza en Dios.
Personas que Corrompieron la Palabra – El apóstol Pablo advirtió sobre la corrupción de la Palabra de Dios (2 Corintios 2:17). La Biblia Amplificada explica que Pablo se refería a los “medradores” que se dedicaban a la venta ambulante de la Palabra de Dios, " falsificando y adulterando el mensaje divino". En cambio, debemos manejar la Palabra de Dios con sinceridad, teniendo cuidado de no corromperla con sarcasmos o bromas.
Beneficios de Recibir, Guardar, Compartir y Continuar en la Palabra de Dios
Ahora que sabemos lo que la Biblia nos enseña a hacer con la Palabra de Dios, y que hemos considerado ejemplos del manejo correcto e incorrecto de la Palabra de Dios, considere los siguientes beneficios de recibir la Palabra de Dios en nuestras vidas, guardarla y mantenerla firme, compartirla y continuar en ella.
- Encontraremos el bien y la bendición de Dios (Proverbios 16:20; Lucas 11:28).
- Seremos como un hombre sabio y soportaremos las pruebas (Mateo 7:24-25).
- El amor de Dios se perfeccionará en nosotros (1 Juan 2:5).
- La Palabra de Dios dará fruto en nuestras vidas (Mateo 13:23; Marcos 4:20; y Lucas 8:15).
¿Se está Aferrando a la Palabra de Dios?
Este estudio de lo que la Biblia nos dice que hagamos con la Palabra de Dios y los ejemplos de las personas que la manejaron correctamente y las que la manejaron mal, nos permite evaluarnos a nosotros mismos para determinar si estamos usando efectivamente la poderosa espada del Espíritu que ha sido puesta en nuestras manos, o si simplemente la estamos sosteniendo fuertemente en nuestras manos.
- ¿Su Biblia está en un estante en su casa u oficina?
- ¿Simplemente la lleva a la iglesia y la vuelve a colocar en ese estante cuando regresa?
- ¿O busca intencionalmente la Palabra de Dios, recibiéndola y teniéndola en cuenta, estudiándola y atesorándola, y compartiéndola con otras personas?
Cuando usamos efectivamente esta poderosa espada del Espíritu que Dios puso en nuestras manos, encontraremos la bondad y las bendiciones de Dios en nuestras vidas, seremos capaces de soportar las pruebas que enfrentamos, el amor de Dios continuará siendo perfeccionado (hecho completo) en nosotros, y veremos el fruto de nuestras acciones.
Lo animo a que se haga las preguntas anteriores y lleve las respuestas al Señor en oración. Deje que Él lo ilumine sobre la eficacia con la que está manejando la espada del Espíritu. Si encuentra que necesita aflojar la empuñadura de esta en sus manos para poder usarla efectivamente, pídale que lo guíe y lo ayude a hacerlo. Él es fiel para hacerlo. Puede tener confianza en la Palabra de Dios cuando la utiliza efectivamente.