¿Le Mira el Diente a Caballo Regalado?

Lo Que Podemos Aprender de la Distribución de la Tierra Prometida

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    ¿Ha escuchado alguna vez la expresión, “a caballo regalado no se le ve el diente”? ¿Qué significa? Nos advierte que debemos evitar cuestionar demasiado un regalo sin apreciarlo. Dado que los dientes de los caballos crecen con el tiempo, comprobar su largo es una forma de determinar la edad. Si alguien le regala un caballo y usted inspecciona los dientes, demuestra una señal de desconfianza hacia el dador.

    ¿Es posible que le miremos el diente a un caballo regalado cuando recibimos bendiciones de Dios? No se apresure a decir, “¡Ah, no! Yo nunca haría eso.” Podemos aprender mucho sobre cómo las personas aceptan las bendiciones de Dios observando las respuestas de los hijos de Israel a la forma en que Josué les adjudicó la Tierra Prometida.

    Bendiciones

    Como cristianos recibimos muchas bendiciones del Señor. La salvación, la gracia, el perdón, sólo por nombrar algunas. Éstas son concedidas a todos los cristianos. Cada uno de nosotros recibe también bendiciones que son específicas para nosotros, tales como padres amorosos, un buen trabajo, un regalo financiero inesperado, protección contra un accidente automovilístico. Pero ¿apreciamos siempre estos regalos? ¿Nos fijamos a veces demasiado en ellos para asegurarnos de que cumplen nuestras expectativas?

    Nadie merece las bendiciones de Dios. Oswald Chambers lo dijo así:

    La integridad moral y espiritual no se puede medir por las bendiciones de Dios. Dios envía sus favores tanto a los buenos como a los malos. Las bendiciones de Dios son una indicación de que Dios se desborda en gracia y bendición independientemente de la relación del hombre con Él.

    McCasland, David, The Quotable Oswald Chambers [El Citado Oswald Chambers], (Grand Rapids: Discovery House Publishers, 2008), 31.)

    Jesús enseñó que Dios hace salir el sol sobre los malos y sobre los buenos, y envía la lluvia sobre los justos y sobre los injustos, por lo que debemos ser perfectos, es decir, maduros (Mateo 5:45, 48). Las bendiciones de Dios se nos conceden a cada uno de nosotros de forma gratuita, y no las merecemos. Es lógico que no tenemos que hacer nada para recibir Sus bendiciones. Además, debemos ser maduros y una parte de la madurez es tener gratitud por tales bendiciones. Pero ¿es este razonamiento bíblico?

    Dios dio a los Israelitas una bendición cuando les dio la Tierra Prometida. Podemos aprender mucho sobre nosotros mismos analizando cómo los hijos de Israel recibieron la bendición de la Tierra Prometida.

    Primero Despejando las Tierras

    En Josué 10:28 - 11:22, Josué lideró a Israel y luchó por la tierra. Dios le había ordenado a Moisés que tomara la tierra y Moisés se lo ordenó a Josué. Josué lo hizo primero luchando por las ciudades de Maceda, Libna, Laquis, Gezer, Eglón, Hebrón y Debir.

    Tras la toma de estas ciudades, los reyes de otras naciones se enteraron y optaron por no esperar a que Israel acudiera a ellos. En cambio, se unieron y pasaron a la ofensiva para luchar contra Israel. Josué y todo Israel siguieron teniendo éxito como el Señor prometió. “Tomó, pues, Josué toda aquella tierra, las montañas, todo el Neguev, toda la tierra de Gosén, los llanos, el Arabá, las montañas de Israel y sus valles.” (Josué 11:16).

    Después de limpiar toda la tierra, Josué tuvo que distribuir tierras a las distintas tribus.

    Distribución de la Tierra Prometida

    Antes de que Josué pudiera distribuir la Tierra Prometida, tuvo que dirigir a Israel y luchar por la tierra (Josué 10:28 - 11:22). Dios había prometido una bendición. Pero el pueblo de Israel tenía que trabajar para obtener esa bendición. Pero la obra se hizo efectiva porque Dios dirigía los pasos de Josué y entregaba a los reyes en manos de Israel (Josué 10:6). Entonces Josué tomó toda la tierra y la dio en herencia a Israel según sus divisiones por tribus (Josué 11:23).

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      Moisés e Israel habían luchado por la tierra al este del Jordán que fue entregada a los rubenitas, gaditas y a la media tribu de Manasés (Josué 12:1-6). Josué e Israel lucharon por la tierra al oeste del Jordán (Josué 12:7-24).

      Israel había limpiado gran parte de la tierra de sus impíos habitantes. Sin embargo, fue la tierra no despejada la que se dividió y asignó a las nueve tribus y media restantes. Es interesante lo que tuvo que hacer cada tribu para aceptar su herencia y cómo reaccionó cada tribu al recibir su herencia/bendición.

      La Reacción de las Tribus

      Josué 13:15-32 describe la tierra que Moisés despejó y entregó a los rubenitas, gaditas y a la media tribu de manasés. Estas tribus estaban satisfechas con esta distribución porque es lo que habían pedido, tierra al este del Jordán. Después de ayudar a las tribus restantes a limpiar la tierra al oeste del Jordán, las dos tribus y media regresaron al este del Jordán y vivieron felizmente en él. Hicieron poco por sí mismos para aceptar esa bendición. La pidieron. La recibieron. Vivieron en ella.

      Josué 14:6-15 nos dice que Caleb también pidió una tierra específica. Pidió la tierra con la fe de que sería capaz de expulsar a los habitantes con la ayuda de Dios. Después de todo, Dios le había prometido la tierra a través de Moisés. La tierra era una recompensa por tener fe y dar un buen informe al espiar la tierra de Canaán, mientras que los otros espías dieron malos informes, haciendo que Israel vagara por el desierto en lugar de entrar en la tierra de Canaán. Caleb tenía fe en que Dios bendeciría y estaría con él mientras expulsaba a los habitantes, tal como había creído cuando espiaron Canaán. Caleb expulsó con éxito a los habitantes y vivió felizmente en su herencia (Josué 15:13-14).

      Los hijos de José recibieron la herencia de José. Aceptaron la tierra, pero se quejaron de ella. Le preguntaron a Josué por qué les había dado tan poca tierra teniendo en cuenta la cantidad de gente que había en su tribu (Josué 17:14).

      ¿Cuál fue la respuesta de Josué? Él dijo, si tienen tanta gente, vayan a despejar la zona boscosa de las colinas y expulsen a la gente (que incluía a los gigantes) de la tierra (Josué 17:15). Los hijos de José se quejaron aún más porque no consideraban que la región montañosa era suficiente y dudaban que pudieran expulsar a la gente (Josué 17:16). Pero Josué se mantuvo firme. Les dio la montaña y les dijo que la despejaran. (Josué 17:18).

      Quedaban siete tribus de Israel que no habían recibido sus herencias. Josué les ordenó que seleccionaran a 3 hombres de cada tribu y que espiaran la tierra y volvieran con una descripción. Josué echó suertes para distribuir el resto de la tierra. No hay ninguna indicación sobre cómo se sintieron estas tribus con respecto a este proceso y a la tierra que recibieron (Josué 18:10).

      Lecciones Aprendidas de la Distribución de la Tierra Prometida

      Entonces, ¿qué hemos aprendido hasta ahora del proceso de recibir la bendición?

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        1. Cuando Dios promete bendiciones, está bien pedir cosas específicas como las dos tribus y media al este del Jordán y Caleb.
        2. Algunas bendiciones pueden requerir algún esfuerzo para ser reclamadas, ya sea individual o corporativamente, lo que ocurrió durante la limpieza inicial de la tierra y la tierra dada a Caleb y a los hijos de José.
        3. La actitud es importante. Algunas personas no están satisfechas con su bendición y quieren más. Al quejarse se puede conseguir más, pero es probable que se requiera de arduo trabajo como lo ilustran los hijos de José.

        Entonces, ¿cómo aplicamos esto a nuestras propias vidas? En primer lugar, cuando Dios ha prometido una bendición, puede tener la intención de que trabajemos para recibirla, así como los hijos de Israel tuvieron que limpiar la tierra de los habitantes y los hijos de José tuvieron que limpiar las colinas de los bosques. Además, podemos utilizar los ejemplos de Israel para analizar nuestras propias actitudes sobre las bendiciones que Dios nos ha dado.

        1. ¿Tengo completa fe en las promesas de Dios, pidiendo exactamente lo que Dios prometió, y vivo en esa fe para hacer con alegría lo que se necesita para aceptar la bendición de la forma en que lo hizo Caleb?
        2. ¿Acepto simplemente la bendición como las dos tribus y media al este del Jordán? Está bien hacerlo, pero espero agradecer la bendición y expresarlo.
        3. ¿Estoy insatisfecho con las bendiciones de Dios, pensando que son no son suficientes para mí?

        Algunos dirán que tomar la tierra fue demasiado esfuerzo. Hubo mucha guerra y derramamiento de sangre. No deberíamos tener que sufrir de ninguna manera al aceptar nuestras bendiciones. Pero eso no es bíblico.

        Jesús nos llama a ser perfectos, o maduros (Mateo 5:48). Y el apóstol Pedro enseña que el sufrimiento y la lucha nos perfeccionan y nos establecen, nos fortalecen y nos asientan (1 Pedro 5:10). A veces nuestras bendiciones vienen acompañadas de luchas para poder aceptarlas.

        Volviendo a Oswald Chambers, él dijo esto:

        Recuerde que la bendición de Dios puede significar la expulsión de Dios. Si Dios va a bendecirme, debe condenar y expulsar de mi ser lo que no puede bendecir. "Nuestro Dios es un fuego consumidor". Cuando le pedimos a Dios que bendiga, a veces pedimos terribles estragos en las cosas que no son de Dios. Dios sacudirá todo lo que pueda ser sacudido, y lo está haciendo justo ahora.

        The Highest Good – The Pilgrim’s Song Book [El Bien Supremo - El Libro de Canciones del Peregrino], 529 R.

        La lucha ayuda a eliminar de nosotros aquellas partes que no se rinden y que Dios no puede mirar, aceptar o bendecir. ¿Podemos aceptar que la lucha es una bendición cuando sirve para perfeccionarnos (madurar), establecernos, fortalecernos, asentarnos y hacernos más semejantes a Cristo como explican Peter y Oswald Chambers?

        Pero no olvidemos a los levitas. Dios no les dio tierra propia a los levitas. En cambio, les dio el uso de algunas de las tierras que pertenecían a las otras tribus. Dios explicó que los "sacrificios del Señor Dios de Israel hechos con fuego" eran su herencia (Josué 13:14).

        Básicamente, Dios estaba diciendo: "¡Yo soy suficiente! Yo proveeré".

        Si nos encontramos en ese grupo que no recibe ninguna bendición material propia y sólo la libertad de servir a Dios y a Su santuario y a Su pueblo, mientras festejamos la provisión de Dios, ¿es eso suficiente? ¿O miramos las bendiciones materiales de otros y sentimos que no hemos sido bendecidos en absoluto?

        Análisis

        Ahora tenemos ejemplos bíblicos de cómo algunas personas tuvieron que luchar para recibir sus bendiciones y cómo reaccionaron. Ahora tiene una herramienta para evaluar sus propias reacciones a las bendiciones de Dios:

        1. ¿Tiene completa fe en las promesas de Dios, pidiendo exactamente lo que Dios prometió, y vive en esa fe para hacer con alegría lo que se necesita para aceptar la bendición como Caleb?
        2. ¿Acepta la bendición como las dos tribus y media al este del Jordán, con gratitud? 
        3. ¿Está insatisfecho con las bendiciones de Dios, pensando que no son suficientes para usted, refunfuñando y quejándose?
        4. Y cuando Dios lo bendice con una relación especial con Él, el privilegio de servirle y depender de Su provisión, ¿le parece que eso es suficiente o mira a los demás y busca las bendiciones materiales que ellos tienen?

        Somos muy humanos. Pero esforcémonos por ser como Caleb, viviendo en la fe de que Dios cumplirá Sus promesas y persiguiendo con alegría al máximo lo que Dios tiene para nosotros. Cuando se nos requiera esforzarnos para reclamar las promesas, reconozcamos la lucha como parte de la bendición mientras nos perfecciona, establece, fortalece y asienta, haciéndonos más semejantes a Cristo. Cuando no le miramos el diente a caballo regalado, mostrando desconfianza en Dios, podemos tener confianza en que las promesas de Dios, aunque requieran trabajo y lucha para reclamarlas, son grandes bendiciones.

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          6 Comments

          • Fred B Beall

            Looking back, I, too, can see that God has been involved in both the trials and blessings. In a few instances, I didn’t see the blessings for several years, but then, He opened my eyes and, WOW! Although some lessons were costly, the benefits of God far outweighed the costs.

          • Diana L Hines

            Looking back, I can see many trials in my life, but through them all, I see God’s blessings and am grateful for them. He has strengthened me through each one and my relationship with him has grownbecause of them.

              • Kathy Hicks

                Hi Julie!

                Wow! I so needed to read this today! Thank you for such a thorough lesson in blessings and contentment. I appreciate you and your heart to share God’s word!

                Kathy

          es_CRSpanish