¿Puede Sobrevivir una Hambruna de Oír la Palabra de Dios?

Aprenda de la Hambruna de Alimentos para Prepararse para una Hambruna de Oír la Palabra de Dios

    Foto de Aaron Burden en Unsplash

    ¡Oh, cómo amo la Palabra de Dios! He disfrutado mucho centrarme en ella a lo largo de los últimos cuatro meses y compartir con ustedes muchas de las cosas que podemos aprender de la misma. Comenzamos esta serie aprendiendo lo que la Palabra de Dios es, lo que hace, lo que podemos hacer con ella y las consecuencias de cómo la manejamos. Nos enfocamos en Su Palabra para ayudarnos a reconocer el poder que tiene con el fin de aplicarla con más confianza a nuestra propia vida y liberar el poder del nombre de Jesús (lea Dios Engrandece Su Palabra Por Sobre Su Nombre – Confianza en Dios). Espero que haya crecido en el amor por Su Palabra y en su confianza en Dios al encontrarlo en Su Palabra y aplicar Su poder en su vida y en sus oraciones.

    Para terminar esta serie sobre la Palabra de Dios, consideremos la profecía del profeta Amós sobre la hambruna en Amós 8:11-12. Aunque esta hambruna no sería una hambruna de alimentos, sino una hambruna de oír la Palabra de Dios, podemos aprender mucho sobre la hambruna y cómo prepararnos para ella observando las causas y consecuencias de la hambruna de alimentos.

    HAMBRUNA

    La hambruna es una escasez de alimentos drástica y de gran alcance. Puede ser causada por varios factores, como la pérdida de cosechas, el desequilibrio demográfico o las políticas gubernamentales. Los efectos de la hambruna son: la desnutrición regional, inanición, epidemia y el aumento de mortalidad.

    People who suffer from a famine generally have no control over the circumstances that caused the famine. Crop failure is generally caused by environmental issues, such as lack of water or quality soil, pests that destroy the crops, and harsh weather. Population unbalance occurs when the population rapidly expands in an area and the food supply cannot keep up. Government policies also cause famine. As an example, governments may choose to invest in weapons and war when investment in agriculture is needed.

    Las personas que sufren de hambruna no tienen control sobre ella ni tampoco la han provocado.

    En esta publicación no compartiré imágenes de los resultados de la hambruna porque las encuentro muy perturbadoras. Sin embargo, estoy segura de que podrá visualizar en su mente los efectos devastadores de la hambruna en el cuerpo humano. Probablemente, todos hemos visto imágenes de personas que sufren de desnutrición durante una hambruna. Las personas que sufren hambruna extrema tienen los huesos sobresalientes, el vientre distendido y la piel flácida sobre los huesos.

    “HAMBRUNA” AUTOIMPUESTA

    Hemos considerado la desnutrición generalizada causada por la hambruna que está fuera del control de las personas que la sufren. Ahora consideremos las decisiones individuales que pueden conducir a la desnutrición.

    Muchas personas se imponen restricciones sobre los alimentos que consumen. Hay muchas dietas populares, la mayoría tiene sus propios críticos. El único programa de dieta que nunca he oído que alguien critique por ser poco saludable es Weight Watchers. Weight Watchers parece ser un programa razonable que no elimina ningún grupo alimenticio importante, sino que hace énfasis en una alimentación saludable en cantidades moderadas.

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      Algunas personas siguen dietas que eliminan grupos enteros de alimentos para controlar su peso. Por ejemplo, la dieta Atkins elimina o restringe mucho el consumo de carbohidratos simples (harinas y azúcares). La dieta Paleo excluye los lácteos y los granos. La Dieta de la Sopa de Repollo requiere comer una dieta muy limitada compuesta principalmente por sopa de repollo durante una semana, con el fin de lograr una rápida pérdida de peso (10 libras en 1 semana). El plan Fat Flush [purgar la grasa] combina la pérdida de peso y la desintoxicación en una dieta baja en carbohidratos y restringida en calorías. El consumo calórico y los tipos de alimentos permitidos son tan difíciles de seguir que hace imposible comer fuera de casa.

      Ciertamente, hay muchas más dietas disponibles para las personas que desean perder y controlar su peso. Algunas son tan restrictivas en cuanto a los tipos de alimentos que una persona puede consumir que se recomienda el uso de suplementos alimenticios durante todo el periodo de la dieta porque, de lo contrario, la propia dieta conduce a la desnutrición.

      Esta dieta puede comenzar de forma saludable. Sin embargo, puede iniciar un proceso que cambia el pensamiento, los sentimientos y el comportamiento de la persona.

      • Una dieta saludable como un intento de controlar el peso puede convertirse en un intento de controlar la vida y las emociones de las personas.
      • Una autoestima sana basada en algo más que el peso y la imagen corporal puede convertirse en una autoestima basada enteramente en cuánto pesa la persona y qué tan delgada es.
      • Una visión saludable de la pérdida de peso como medio para mejorar la salud y la apariencia de la persona puede convertirse en una visión de la pérdida de peso como forma de alcanzar la felicidad.
      • Una meta de pérdida de peso saludable puede convertirse en una obsesión por estar delgado sin preocuparse por la salud.

      Cada dieta consiste de una privación de alimentos autoimpuesta que puede dar lugar a resultados poco saludables, incluso a la aparición de trastornos alimenticios que dejan al cuerpo desnutrido y sufriendo efectos similares a los de la hambruna generalizada (huesos que sobresalen, vientres distendidos, piel flácida). De hecho, la apariencia de dos personas que se encuentran una al lado de la otra, una que ha sufrido de hambruna y la otra que ha sufrido una dieta que se ha convertido en un trastorno alimenticio, no es notablemente distinta. Es difícil, si no es que imposible, saber qué persona sufrió cada una de estas dos circunstancias si no se conoce nada de ellas.

      Ahora, pasemos de la hambruna física de comida a la hambruna espiritual de oír la Palabra de Dios.

      LA PROFECÍA DE AMÓS

      El Señor declaró a través del profeta Amós que habrá un tiempo en el que la gente vagará "de mar a mar; desde el norte hasta el oriente" buscando la Palabra de Dios, pero no podrá encontrarla (Amós 8:11-12). Amós llamó a esto una hambruna "de oír la palabra de Jehová". (Amós 8:11.) Recuerde que una hambruna es una escasez drástica y de gran alcance, en este caso, de oír la Palabra de Dios.

      Algunos teólogos piensan que esta hambruna ocurrirá durante la gran tribulación justo antes del regreso de Cristo. Sin embargo, otros señalan que el libro de Apocalipsis describe a los Dos Testigos que proclamarán la verdad de Dios y un mensaje de advertencia al mundo con gran poder durante tres años y medio antes del regreso de Cristo (Apocalipsis 11:3-12). Estos teólogos estarían de acuerdo en que el marco temporal de la profecía de Amós cubre el fin de la era, pero explican que la profecía también cubre muchos siglos antes del fin de la era. Y es posible que estemos viviendo en ese período de tiempo.

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        La palabra en inglés para "oír" en Amós 8:11 se traduce de la palabra hebrea "shama", que significa "oír inteligentemente (a menudo con la implicación de atención, obediencia)" (Strong’s Definition: 18085 - Bible Truth Library (bibletruthpublishers.com[Definición del Diccionario Strong: 18085 - Biblioteca Verdad Bíblica (bibletruthpublishers.com)]. Así que, la hambruna de oír la Palabra de Dios en el contexto de esta profecía connota una barrera que no permite una comprensión de la misma.

        ¿Cuáles son los efectos de no oír, entender y obedecer la Palabra de Dios? El salmista Asaf explica las consecuencias de oír ("shama") la Palabra de Dios en una declaración "si/entonces". Si oímos al Señor y lo escuchamos, entonces no habrá ningún dios ajeno en nosotros y no adoraremos a ningún dios extraño (Salmos 81:8-9).

        Podemos ser consumidos tan fácilmente por dioses ajenos en nuestra vida, como una profesión, el dinero, la familia, las comodidades materiales. Salmos 81:8-9 nos enseña que sólo necesitamos escuchar, entender y obedecer la Palabra de Dios y no sucumbiremos al poder consumidor de estas cosas en nuestra vida y no las perseguiremos con más fervor de lo que perseguimos a Dios, elevándolas así a un nivel en el que se convierten en "dioses ajenos", es decir, ¡más importantes que el Único Dios verdadero! 

        Por el contrario, la ausencia de oír, entender y obedecer a Dios es que sucumbiremos al poder consumidor de estas cosas en nuestra vida y las elevaremos a un nivel en el que se convierten en "dioses ajenos" a nosotros. Moisés explicó más claramente que si desviamos nuestro corazón para no oír la Palabra de Dios, nos vamos a extraviar, y nos inclinaremos a dioses ajenos y les serviremos (Deuteronomio 30:17).

        El Señor explicó a través del profeta Jeremías que Él había prometido al pueblo de Israel, al que Moisés sacó de Egipto, que si obedecían Su voz, Él sería su Dios, ellos serían Su pueblo y les iría bien (Jeremías 7:23). Pero no escucharon ni obedecieron Su voz y caminaron según su propio corazón, lo que les hizo retroceder en lugar de avanzar (Jeremías 7:24).

        Los efectos de no oír, entender y obedecer la Palabra de Dios es que nos alejaremos de Dios, adoraremos y serviremos a otros dioses, e iremos hacia atrás y no hacia adelante en Dios.

        COMPARACIÓN DE LA FALTA DE ALIMENTOS CON LA FALTA DE LA PALABRA DE DIOS

        La profecía de Amós advierte que Dios traerá una hambruna de oír la Palabra de Dios. Él, ya sea en los últimos días o en los siglos que se acercan a los últimos días, traerá un tiempo en el que el hombre no oirá, entenderá ni obedecerá Su Palabra. Esto es como la hambruna de alimentos. En ese tiempo, las personas que sufran la hambruna no habrán hecho nada para provocarla y no podrán controlarla. Simplemente serán víctimas de ella. Los resultados serán visibles en sus vidas por la forma en que viven.

        Las personas que no se han preparado para soportar la hambruna se distraerán de las cosas de Dios. Perseguirán las cosas de esta vida terrenal con más fervor que a Dios. Gastarán más de su tiempo, talentos y recursos en las cosas de este mundo que en las cosas de Dios. Irán hacia atrás y no hacia adelante en Dios. Durante este tiempo las víctimas de la hambruna no la habrán provocado ni podrán controlar la disponibilidad y comprensibilidad de la Palabra de Dios. Pero debido a que Dios nos ha advertido que esto viene, podemos prepararnos para esta hambruna de oír la Palabra de Dios almacenando Su Palabra en nuestros corazones y mentes de manera similar a como José almacenó comida en preparación para la hambruna en Egipto (Génesis 41). Podemos buscar la comprensión ahora.

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          ¡Considere la falta de oír la Palabra de Dios que resulta de nuestras propias decisiones! Hay temporadas en nuestras vidas en las que, aunque caminamos en la voluntad de Dios, nos resulta difícil pasar tiempo de calidad en la Palabra de Dios y en la oración que forma parte de nuestras rutinas habituales. Por ejemplo, cuando nos encontramos con una enfermedad en nuestra familia, ya sea nosotros mismos o alguien a quien cuidamos, y cuando tenemos la oportunidad de viajar por motivos de recreación o profesionalmente. Estas temporadas pueden ser de una duración variada y nos alejan de nuestras rutinas habituales. Esto sería similar a cuando empezamos a hacer una dieta. Estas temporadas son el resultado de elecciones saludables, del cuidado de los demás, de la búsqueda de la relajación, del cumplimiento de nuestros compromisos profesionales. Esto es similar a cuando elegimos hacer dieta para mejorar nuestra salud controlando nuestro peso, haciendo la elección desde una autoestima sana basada en algo más que el peso y la imagen corporal, y esforzándonos por alcanzar un objetivo de pérdida de peso equilibrado.

          Pero ¿qué sucede cuando continuamos con un tiempo escaso en la Palabra de Dios y la oración incluso después de la ruptura de la rutina? ¿Qué sucede cuando la falta de la Palabra de Dios y la oración en nuestras vidas se convierte en la rutina? Esto es similar a desarrollar trastornos alimenticios, hacer dieta para controlar nuestra vida y emociones en lugar de mejorar nuestra salud, desarrollar una autoestima basada en cuánto pesamos y cuán delgados estamos, ver la pérdida de peso como una forma de alcanzar la felicidad, obsesionarse con estar delgado sin preocuparse por la salud.

          Cuando permitimos que nuestra vida se vuelva demasiado ocupada como para dedicar un tiempo de calidad al día en la Palabra de Dios y en la oración, entonces los efectos de esta falta de la Palabra de Dios se hacen evidentes en nuestra vida al igual que lo harán durante la hambruna de oír la Palabra de Dios. Aquellas cosas que normalmente están ocultas dentro de nosotros, aquellas cosas que son parte de nuestra naturaleza carnal, pero que son controladas por el Espíritu cuando pasamos tiempo en la Palabra de Dios y en la oración, se harán evidentes para los demás. Esto es cuando estamos en riesgo de mortalidad espiritual. Cuando nos sentimos espiritualmente muertos. Cuando comenzamos a culpar y acusar a Dios de las cosas difíciles en nuestra vida.

          EL MOMENTO DE PREPARARSE

          Ahora es el momento de prepararse para la hambruna de oír la Palabra de Dios. No podemos sentarnos y dar por sentado el fácil acceso a ella. No podemos deleitarnos constantemente en ella sin ponerla en acción en nuestras vidas. Debemos buscar la comprensión de Su Palabra y esconderla en nuestros corazones para no pecar contra Él (Salmo 119:11). ¡Debemos ser hacedores de Su Palabra y no sólo oidores (Santiago 1:22)!

          Al hacer estas cosas, sobreviviremos espiritual y físicamente la hambruna de oír la Palabra de Dios. Podremos seguir caminando en el Espíritu y el fruto del Espíritu seguirá siendo evidente en nuestras vidas incluso durante esta hambruna.

          Podemos tener la confianza de que seremos capaces de soportar la hambruna de oír la Palabra de Dios si nos preparamos ahora, no sólo por nosotros mismos sino también por nuestros hijos y nuestros nietos. ¡Ahora es el momento de esconder Su Palabra en nuestros corazones y procurar comprenderla mejor!

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